-A la vista del mapa adjunto: «Número de incendios, 1996-2005», indique las provincias con la mayor superficie de hectáreas quemadas. Comente, además, los factores físicos y humanos que pueden explicar los incendios forestales y sus repercusiones:
Las provincias más afectadas por los incendios, durante el decenio 1996-2005, se concentran en el área noroccidental de la Península Ibérica. En concreto, destacan las provincias gallegas de Orense y Pontevedra, en menor medida La Coruña y Lugo; además de Asturias y Cantabria.
Los factores físicos que favorecen los incendios forestales son principalmente de carácter climático: las chispas causadas por un rayo y, sobre todo, las elevadas temperaturas estivales unidas a la sequía, que afectan en verano a la mayor parte del territorio español.
Sin embargo, en España la zona más afectada por los incendios tiene un clima húmedo con precipitaciones regulares a lo largo del año y temperaturas suaves. Entonces ¿cómo explicamos el aumento de los incendios? pues a que éstos se deben fundamentalmente a factores humanos. El 96% de los incendios son provocados por descuidos o negligencia, o bien de forma intencionada por ganaderos que buscan obtener nuevas zonas de pasto, por agricultores para conseguir nuevas tierras de cultivo, o especuladores que pretenden destinar el terreno a segundas residencias y hoteles. Además, los incendios se ven favorecidos por la densificación del sotobosque, el despoblamiento de las zonas de montaña y la pérdida de los usos tradicionales del bosque (leña, construcción), que estimulaban el interés por su conservación. Colaboran también a los incendios las repoblaciones con especies como el pino y el eucalipto, más rentables económicamente, pero que arden mejor.
La repercusión principal de los incendios forestales es la deforestación, que tiene graves consecuencias paisajísticas (pérdida del valor estético del paisaje) y medioambientales (incremento de la erosión del suelo, dado que la vegetación lo fija con sus raíces y evita el golpe directo de las gotas de lluvia). La erosión extrema conduce a la desertificación o pérdida de la capa fértil del suelo.
Entre las soluciones que se están llevando a cabo destacan: las campañas de información y sensibilización de la población; la vigilancia; la reducción del combustible en los bosques (mediante la quema controlada del matorral); el incremento de los medios para sofocar los incendios; incentivos económicos a los agricultores de zonas de montaña para que no abandonen estás áreas; y las repoblaciones forestales basadas en las especies autóctonas de cada zona.
Reelaborado de Mª. Concepción Muñoz-Delgado (Pruebas de selectividad: Geografía, editorial Anaya)
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